Un sábado por la mañana en un café céntrico, participando de
una reunión de la colectiva, unos minutos antes de ir a clases de danza, una de
las chicas hace el comentario sobre la
publicación de un folletín y sugiere que haga un aporte. Es extraño, porque no recuerdo bien como,
o en que momento comencé a participar
abiertamente. Si recuerdo la 2da. marcha del orgullo, la previa en parque Mitre
paradójicamente sentados en la base de la estatua a la libertad, con una lámpara bajo consumo, una tormenta
que amenazaba con dejarnos sin festejo, un paño de macondo, unas escarapelas
cocidas a mano, una pancarta colorida pregonaba
que nadie mida mi corazón
y una minoría decidida a celebrar la diversidad.
Una lluvia
impertinente hico que nos refugiemos en la vieja estación de Colon y Brown,
aunque aquello no dejaba de parecerme un juego, los acontecimientos previos y
la 3ra. marcha provocaron el click para militar por la diversidad, dejar de ser
un anónimo, encontrar a unas tortas amigas en la marcha de baires, la entrevista
en la radio, la facultad y la charla y
mates con la Rubiolo, hicieron
darme cuenta que ya era parte de una de
la COLECTIVA, comenzar a tener una idea respecto a temas nuestros de todos los días, a
defender nuestro espacio, aprender a aceptarse
uno mismo, la difícil tarea que es la aceptación de la familia, (que también
deben asumirse) a mostrar la otra parte de nuestra sociedad.
De todos modos las leyes de UNIÓN CIVIL, MATRIMONIO
IGUALITARIO, E IDENTIDAD DE GENERO, las
redes sociales como facebook hicieron que la vi civilización sea mucho más
fácil, Muchas veces pienso como
hicieron aquellas personas en
situaciones de desamparo antes de las leyes, incluso antes de la democracia. Todavía hay mucho trabajo por hacer, y camino
por recorrer, gracias a Dios la sociedad esta madurando lentamente y a paso
firme.
Debo admitir que antes de la colectiva no les daba mayor
importancia al respeto y la tolerancia.
Pero la vida ha sido generosa conmigo y me regalo a un par de personas
(buena gente) con la cual compartimos más que un café. Dialogamos y se trabaja
para que la colectiva sea una realidad en Olavarría. Uno aprende todos los
días, y lo más importante es que, cuando uno conoce a las personas lo que menos
importa es su sexualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario